No permitas que la tuya pase a ser una de esas mudanzas
familiares estresantes y conflictivas, que pasar a formar parte de vuestros peores recuerdos. Es mejor aprovechar ese cambio de
domicilio para
acometer una nueva etapa de vuestra vida. Solo planteárselo no es suficiente, pero es un buen primer paso.
Y nada mejor que empezar las
mudanzas familiares con toda la antelación posible. Son muchas las decisiones que tomar y, sin duda, precipitarse es un error. Es imprescindible que iniciemos esta nueva etapa después de habernos deshecho de aquello que no necesitamos. Entre todos los participantes de las mudanzas
familiares hay que comprometerse a abandonar objetos, papeles y enseres en general que ya no se usan.
Avisar del cambio de dirección a todas aquellas
instituciones o personas con las que vamos a seguir relacionándonos después de las mudanzas familiares, es otra de esas tareas imprescindibles. Es mejor tomarnos todo el tiempo, empezando por anotar con suficiente antelación los remitentes de la correspondencia que estamos recibiendo. Así evitamos olvidos que, tras las mudanzas
familiares, puede ser complicado recuperar.
El día de acometer las mudanzas
familiares resultará más llevadero si hemos dejado a
los más pequeños al margen de ese trajín, es muy complicado entender en
directo lo que está ocurriendo. Para los que vayan a estar presentes, es una buena idea tener disponibles refrescos y alimentos para pasar más cómodamente el día.
Y, en las mudanzas familiares es
preferible no dormir la primera noche en la nueva vivienda, si es posible hacerlo cuando las estancias hayan tomado algo de su aspecto habitual.